Es un capricho mío, pero sé feliz.
A lo mejor tampoco te hace daño, ni te pone triste; a lo mejor es algo confuso e incoherente, pero te repito, sé feliz. Sé feliz como quien sabe lo que quiere, como quien hace lo que le gusta. Sé feliz. Sé feliz sin muchos pretextos ni inconformidades, sin muchos peros ni nimiedades; pero sé feliz. Porque, cuando se es feliz, los cigarrillos se transforman en rosas, las horas en alegrías, la lluvia en música y el sol en esperanza. Los libros narran historias familiares. La comida pierde el sabor a nicotina y soledad. Los días grises vuelven a tener color, y el dinero adquiere un valor relativo, tan relativo, como el hecho de estar feliz o no.
Encontrarás así, más gente feliz, más momentos para reír y llorar con alegría; menos lágrimas en tus recuerdos y desazones. A la final, el mundo no te sonreirá, nunca lo hace, pero podrás tornar tu cara alegre y sonriente a él y seguir adelante en tu lucha.
Y, a lo mejor, se te olvida esa tristeza que cargás últimamente.
30 de Noviembre del 2010
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