jueves, 9 de diciembre de 2010

Revelaciones Ácidas

Suena el teléfono
-¿Aló? -contesta Giacomo.
-Soy Dios, necesito a Daniel.
-¿Para qué lo necesita? -pregunta mi fiel yo.
-Es hora de que conozca su creador.
-Daniel, es Dios, dice que necesita hablar con vos.
Me levanto de descansar el séptimo día y le digo
-¿Qué?
-Es Dios, dice que te necesita.
-¿Para qué? Decile que llame luego.
-Dijo que era urgente.
-Pasámelo en ese caso.
-¿Aló?
-Daniel, te llegó la hora del juicio.
-Dios... ¿Qué contás?¿Te gustaron los escritos que te mandé?
-No, son una mierda, y por eso vengo a llevarte.
-Vale, pero no te pongás tan cínico. Dejá te paso a Giacomo, te toma los datos, y yo te llamo luego.
Cuelgan el teléfono del otro lado
-Bueno -le digo a Giacomo -Por lo menos era en serio.
-Un día de éstos nos vas a hacer matar, ¿Sabés?
-Dejalo, que sigue resentido por lo de su hijo.
Me acuesto de nuevo
suena el teléfono
contesta Giacomo
-Daniel, es Dios otra vez.
-Decile que deje de ser intenso y deje el recado. Hoy no estoy para milagritos.

3 de Diciembre del 2010


No hay comentarios:

Publicar un comentario