Se entregó sin ojos ni boca,
sin labios,
llegó desnudo y sin armas al claro de luna,
al camposanto;
logró perder la pretensión del ego,
los alarmantes placebos,
y las nociones de otras,
otras, mujeres/nostalgias.
Desdibujó sus fetiches y placeres;
rebobinó sus virtudes,
con tal de aprenderlas de nuevo.
Naturalizó sus mentiras,
cargó, lanza en mano, contra los molinos de viento
de miedos y locuras.
Pobló los arrabales con esperanzas y cariños,
manchó su piel con ternuras y perfumes,
con adornos variados;
denigró su sentido animal, su libido, su lujuria y los demás pecados capitales.
Logró arrojarse al vacío, perdido en unos ojos de ébano.
Se abrazó a tus caderas / tus espaldas,
y flotó a la deriva en el mar de tu conciencia...
¿Será que no sé querer?
5 de Mayo del 2011
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