sábado, 1 de enero de 2011

Poema desconocido 8

Ha sido un día largo y tendido, verde, con compañía, pero verde a fin de cuentas. Lo he sentido extraño, taciturno, caminando con pereza y modorra. Es el comienzo de algo, seguramente bueno, que ha de venir. Es el día uno del año, la primer cicatriz de la existencia, y termino por escribir ahora que terminó, con miedo a profanar su melancolía. Escribo ahora que me quedé sin cigarrillos y sin vino, sin incienso y sin papel, sin platos que lavar luego de las dos de la mañana. Escribo ahora que anochece y me llega la inspiración, recurrente a altas horas en estos días sonámbulos de ausencia. Ausencia, de tu cuerpo, de tu piel, de tus besos arrulladores que me permiten dormir, ausencia de miradas y sonrisas, ausencia de calor, ausencia de valor para decirte que me hacés falta, y que por eso no duermo, ausencia de carisma, de afeitarse, ausencia de inspiración para escribir más que estas pobres líneas.

He tenido una extraña presencia a mi lado a lo largo del día, tan extraña que inclusive rehusó el vino y la champaña. Sigue a mi lado, inmutable, y prefiere guardar silencio frente a mis propuestas indecentes. A pesar de todo, insiste en acompañarme en mi búsqueda por vos. Hemos buscado en lo profundo de mi memoria, en el cosmos de mis pensamientos. Hemos observado cárceles enteras llenas de recuerdos, campos de batalla sumidos en tristeza y agonía; hemos admirado las lágrimas fáciles de quienes lloran sin sentido, y no le hemos encontrado sentido a sentir compasión por ellos. Hemos recorrido el corredor de mi casa veintitrés veces, unas rascándome la nariz y otras pensando en olvidarte. Hemos fumado incienso, y admirado los rayos de oscuridad que entran por mi ventana. Hemos visto la noche silenciosa, callada y atemorizante, enfilando su vista sobre mi espalda. La hemos sentido fría, precisa y prevenida, lista para apabullarme con un haz de reminiscencias. Alarmado, he vuelto al resguardo de mis letras.

Pero no temo, es tu amor quien me acompaña.

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