lunes, 18 de abril de 2011

No me juzgues

A lo sumo fue lo mejor que pudo haber pasado
yo sólo hice lo mío
como siempre y como nunca,
llené mi pluma de tinta, alisté los cuadernos en blanco
comencé a construir el armazón de la confianza,
perdí las pretensiones / las trabas
las costumbres arraigadas de antaño
guardé las soledades y las melancolías
en el baúl de la inspiración
y me acostumbré a tu sábana de caricias.

Vos me abriste las puertas del cariño,
me abrazaste con inocencia y desconfianza,
pero quedaron ahí / en un abrazo
y comenzaste a refugiarte en mi vida.

En verdad, nada fue necesario
solo eran cuestiones de amor,
de naturaleza / por defecto
ligadas a ningún tipo de responsabilidad,
con el tiempo a favor o sin él
pero eso no era realmente relevante.

Eran ahora sólo cosas nuestras,
lo que compartimos, poco y tanto
todo / nada,
con seguridad te hizo sentir importante.

Lo fuiste, como cada cosa tuya
ninguna en la medida de lo necesario,
pero sí llenando una necesidad mía,
y así todo haya sido de rosas
sin pretextos / sin simulacros
como ninguna otra, antes y después
y estemos ahora los dos fríos y secos
solos y con nostalgia,
por culpa
de cualquiera de los hechos / los actos
con los que innegablemente lograste alejarme,

no te juzgo.
Te pido entonces, comedidamente,
no me juzgues.

18 de Abril del 2011

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